Aspectos clave en la comunicación con los hijos

Al convertirnos en padres, iniciamos un proceso de aprendizaje continuo que, aunque en ocasiones puede resultar desafiante, también es profundamente enriquecedor y bello. Una parte fundamental de este nuevo aprendizaje es la comunicación que establecemos con nuestros pequeños desde el primer momento de la gestación. Desde el vientre materno, nuestro bebé puede percibir nuestros intentos de comunicarnos con él, sentando así las bases para una relación efectiva a lo largo de su vida, proporcionándole el afecto y la preparación necesarios para asumir su rol de adulto de manera exitosa en el futuro.

Respetar las etapas

Los padres son responsables de satisfacer las necesidades de sus hijos en todos los aspectos, no solo los materiales, sino también en lo que respecta a su desarrollo emocional y educativo. La forma en que se comunican con sus hijos puede facilitar o complicar esta tarea y tendrá un impacto significativo en la vida familiar, generando resultados positivos o negativos. Por ello, es muy beneficioso para los padres familiarizarse con lo que los expertos en psicología infantil denominan los intereses de los niños según sus etapas de desarrollo. Este conocimiento les permitirá comprender mejor los cambios que sus hijos experimentan a medida que crecen. Además, la creciente influencia de la tecnología en el hogar aumenta las oportunidades de aprendizaje e interacción para los pequeños, lo que a su vez exige de los adultos una mayor conciencia sobre la importancia de su acompañamiento físico, ya que su presencia y voz no deben ser reemplazadas.

A grandes rasgos, estas etapas son:

• Primera etapa: Comprende aproximadamente hasta los tres años, donde la comunicación con los niños se basa en el ritmo del lenguaje que aprenden en su interacción diaria. Les gusta la repetición de palabras y, debido a su limitada comprensión de la realidad, se sienten más atraídos por los sonidos que por los significados. Durante esta etapa, los cambios en su físico y comportamiento son evidentes, y la comunicación se convierte en una herramienta para enseñarles a relacionarse adecuadamente con los demás. Es un momento en el que demandan atención, pero una comunicación inteligente, amorosa y firme les permitirá atravesar esta etapa de manera positiva. Es esencial recordar que la comunicación también incluye el lenguaje no verbal, como abrazos, caricias, sonrisas, gestos y juegos, que les ayudan a perfeccionar su equilibrio, movimientos, coordinación espacial y relaciones interpersonales.

• Segunda etapa: Se sitúa aproximadamente a partir de los cuatro años, cuando los niños han adquirido un dominio básico del lenguaje y desarrollan su imaginación, dando vida a objetos inanimados en su entorno. Al comenzar la escuela, también comienzan a pensar y comprender con mayor claridad, permitiendo a los padres transmitirles valores útiles para su vida en sociedad.

• Tercera etapa: Se caracteriza por el aumento del sentido del humor; los niños pueden entender diversas situaciones y, si la comunicación con sus padres es sincera y saludable, serán capaces de expresar sus ideas. Esta etapa coincide con el final de la educación primaria.

• Cuarta etapa: Se extiende hasta el inicio de la adolescencia y es una de las más complejas, ya que los niños atraviesan cambios hormonales que afectan tanto su apariencia física como su estado de ánimo, requiriendo un mayor apoyo y comprensión por parte de los padres.

Cómo debemos comunicarnos

Una comunicación efectiva con los hijos debe cumplir con las siguientes características:

• Ofrecer elogios cuando los merezcan.

• Prestar atención a lo que dicen para que se sientan escuchados.

• No discutir, ya que responder de manera amigable les permitirá aprender y asumir responsabilidades.

• Evitar imponer decisiones y buscar un acuerdo.

• Dar el ejemplo y compartir experiencias.

• Evitar críticas constantes y, en su lugar, intentar persuadir a los hijos para que corrijan sus errores.

• Reconocer que la voz, la mirada y los gestos también transmiten mensajes, los cuales deben ser claros, evitando lo innecesario.

• Tener en cuenta el entorno físico, ya que influye en la recepción del mensaje.

• Actuar con empatía fortalece la confianza y permite que los hijos sientan que son queridos.

Comunicación efectiva

La comunicación que proporcionan los padres es insustituible en la formación de los hijos, ya que permite a ambas partes conocerse y compartir conocimientos y habilidades que fomentan el desarrollo personal de todos en la familia. Una comunicación sincera, inteligente y afectuosa crea un entorno emocional seguro para que los hijos aprendan valores, costumbres, tradiciones y la ética que caracteriza a su familia, que será lo que compartirán en el futuro con sus propios descendientes.

Una comunicación efectiva otorga a los hijos un nivel de comprensión y afecto que les permite crecer de manera saludable, desarrollando habilidades para establecer buenas relaciones en el futuro, y recibiendo el apoyo y cariño de sus padres que necesitan para fortalecer su autoestima y afrontar con éxito los nuevos desafíos que se presenten en su vida.

Cuando los padres mantienen una buena comunicación con sus hijos, no solo les transmiten conocimientos y apoyo, sino que también crean momentos agradables de alto valor emocional, como cuando elogian a sus hijos por un buen logro, juegan con ellos o los motivan a actuar para alcanzar sus metas, siempre mostrando respeto y amor hacia ellos como seres únicos y valiosos.