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¿cómo comunicar amor?

2024-04-05

La hermosa tarea de criar hijos abre ante los padres muchas interrogantes, y una de ellas es sobre la manera de comunicar amor a los hijos. La respuesta no es tan obvia, porque comunicar amor a los hijos va más allá de rodearlos de objetos espectaculares, ricas golosinas y todo lo apetecible que se pueda adquirir. La comunicación amorosa con los hijos se trata de un ejercicio inteligente y sostenido en el tiempo, que define su bienestar en todos los sentidos y que posibilita a los padres, mediante los abrazos, caricias, frases cariñosas y gestos afectuosos, brindar a los hijos momentos de felicidad y aprendizaje para una vida plena.

Comunicarse desde el primer día

Quienes están esperando un hijo, se preparan con mucho entusiasmo y crean todas las condiciones para recibirlo de la mejor manera posible, pero a veces pasan por alto un aspecto muy significativo: la comunicación con nuestro hijo puede establecerse desde los primeros momentos de la gestación, pues los futuros bebés perciben sonidos y también el estado de ánimo de su madre. Aquellos que hayan vivido la experiencia de hablarle a su bebé durante el embarazo, notarán cómo el bebé recién nacido demuestra reconocer las voces de quienes le hablaban durante su etapa de vida intrauterina; y es uno de los recuerdos más hermosos que se pueden tener de nuestros hijos, creando lazos de comunicación que durarán para siempre, si los adultos son capaces de aprovechar toda la riqueza que aportan los lenguajes no verbales, es decir, las caricias, los abrazos y la sonrisa, para fortalecer la relación con los hijos.

Toda persona que ha tenido el privilegio de estar cerca de un recién nacido sabe que los bebés expresan sus emociones y necesidades, y reciben las muestras de afecto y cuidado de sus padres, quedando demostrado en muchos estudios lo importante que es para los niños recién nacidos la comunicación amorosa de su familia para crecer sanos tanto física como psicológicamente, es por eso que hablarles con cariño, acariciarles y tenerles en brazos los calma y les aporta seguridad, siendo este aspecto uno de los valores de la lactancia materna, siempre tan recomendada por los especialistas, pues además de recibir el alimento ideal, propicia un momento de interacción física entre madre e hijo que no puede ser sustituido por nada.

Cuando se trata de la atención a los hijos, especialmente en sus primeros años de vida y durante la adolescencia, no se puede dejar de mencionar algunos elementos claves sin los cuales la comunicación amorosa con nuestros hijos no se pudiera realizar de manera efectiva para lograr una crianza saludable.

Ellos son:

  • El tiempo dedicado a los hijos.
  • La energía con que nutrimos la relación con ellos.
  • La paciencia.
  • La honestidad.
  • La escucha activa.

Componentes necesarios

Del mismo modo que un puzle se arma con la unión de varias piezas, la comunicación amorosa con los hijos se construye poniendo mucho cuidado en cada uno de estos componentes:

  • El tiempo dedicado a los hijos: Todo momento es bueno para comunicarse amorosamente con ellos, lo que sí cambia es la forma de hacerlo, según la edad, especialmente en la adolescencia, pues las muestras de cariño son valoradas de forma diferente, pero las frases de apoyo, elogio y admiración cuando son merecidas, y dichas en el tono adecuado, son muy efectivas. El tiempo compartido con los hijos se convierte en un recuerdo inolvidable al llegar a la vida adulta, que sirve de refugio y referente; por eso es muy positivo que se unan a los padres cuando se hace algún trabajo en la casa, pues además aprenden habilidades que les serán útiles en el futuro, también ayudarlos con los deberes escolares, jugar juegos de mesa, así como practicar deportes en familia, los paseos, visitas a familiares y amigos, hacer las compras, a la vez que es tiempo compartido, aporta una visión más amplia del mundo y sirve para que aprendan valores, costumbres y tradiciones que caracterizan a su grupo familiar.
  • La energía con que nutrimos la relación con ellos: Mantener una comunicación continua con los hijos exige de los padres una buena disposición, pues hay que tener en cuenta que, en la tarea de atender a su familia, los padres muchas veces sufren la presión que imponen las obligaciones a cumplir, y el agotamiento físico y emocional puede erosionar la relación entre ellos; pues hoy se reconoce al estrés como uno de los enemigos de la paz en el hogar. Puede ser de gran ayuda que los padres establezcan rutinas de vida estables para evitar que las prisas y el desorden aumenten las preocupaciones de los adultos y resten calidad a la comunicación entre ellos; cuando los padres están muy agotados tanto física como mentalmente tampoco están en condiciones de mantenerse firmes a la hora de fijar límites y disciplina al comportamiento de los hijos.
  • Paciencia: Es un componente muy valioso, pues permite a los padres no perder el control, creando un ambiente de comprensión y empatía, y esperando siempre los mejor de sus hijos, al darles la oportunidad de ser más maduros y responsables.
  • Sinceridad: Aporta a las relaciones de familia espontaneidad, pues demuestra las cualidades de cada uno, lo que sienten y necesitan expresar libremente, priorizando el respeto y la autoestima, transmitiendo a los hijos el ejemplo de actuar con transparencia siempre, ser sinceros, al elogiarlos cuando lo merecen, les hace sentirse amados y valorados
  • Escucha activa: Ayuda a crear confianza entre padres e hijos, y al sentirse atendidos y valorados, los hijos aprenden también a ser receptivos a las ideas de los demás, favoreciendo su crecimiento emocional.

Comunicación que enriquece a todos

Por muy buenas posibilidades económicas de que se disponga para cuidar y alimentar a los hijos, si no existe una comunicación amorosa para tratar con ellos, su crianza será incompleta. Más lamentable es el hecho de que serán adultos que no tienen la capacidad de disfrutar de todo lo hermoso que la vida ofrece, pues crecieron con esa carencia afectiva que pocas veces se puede revertir, ya que el tiempo no vuelve atrás, y es la infancia la etapa adecuada para crear las bases de una vida adulta feliz. Por eso, los padres deben poner en valor este principio básico y crear un balance entre la búsqueda de recursos y el tiempo que se dedica a los hijos, permitiendo que la comunicación amorosa sea una constante en el hogar, enriqueciendo a los hijos en particular, y a la familia y la sociedad en su sentido más amplio.