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Resultado de una comunicación eficaz

2024-04-05

Nadie duda de la importancia de la comunicación en las relaciones humanas, pero cuando se trata de la crianza de los hijos, la comunicación ocupa un papel primordial, pues se convierte en el elemento que enlaza a todos los miembros de la familia para transmitir y compartir valores, costumbres, expresiones de afecto, y todo lo necesario para que los hijos crezcan modelando una personalidad que les permita incorporarse a la sociedad como individuos útiles y respetuosos, que aportan beneficios no solo para ellos mismos y el entorno, sino que también favorecen el proceso de mejora continua de la familia donde crecieron.

Las semillas de una comunicación eficaz

Como bien dice un proverbio: “Para todo hay un tiempo debajo del cielo, tiempo de plantar y tiempo de cosechar lo plantado” y en lo que se refiere a la crianza de los hijos estas palabras llevan el sabio mensaje a los padres de seleccionar con mucho cuidado lo que van a transmitir a sus hijos, pues solo así podrá obtenerse un resultado positivo en ellos, en el futuro.

Estas “buenas semillas” para cosechar una comunicación beneficiosa con los hijos son:

  • Ser empáticos.
  • Evitar los resentimientos en los miembros de la familia.
  • Ser sinceros.
  • Cultivar la confianza entre padres e hijos, lo que garantiza que se sientan seguros al saber que pueden contar unos con otros y expresarse con total franqueza.
  • Comunicarse siempre de forma positiva, aún en medio de situaciones difíciles.
  • Ser especialmente cuidadosos en no dañar la autoestima de los hijos.
  • Definir claramente las creencias que se tienen de los hijos y respetar su identidad personal en todo momento.

Aprovechar cada momento

Es de gran ayuda para lograr tener una buena comunicación con los hijos, que los padres sean conscientes de que todo momento es bueno para compartir con sus hijos las enseñanzas, valores, principios éticos, así como las costumbres y tradiciones que definen a la familia. Pero su rol de padres debe caracterizarse por saber escoger la ocasión adecuada para tratar cada tema, y nunca poner en riesgo la autoestima de ningún miembro de la familia, aunque estén enfrentando una situación difícil o un comportamiento incorrecto, pues estos momentos negativos no se van a solucionar por el hecho de reaccionar agresivamente, todo lo contrario, está demostrado que la actitud paciente y reflexiva resulta más beneficiosa y permite que las situaciones sean vistas como oportunidades para que los hijos aprendan a ser resolutivos, analizando el problema de forma integral, ayudándolos a crecer emocionalmente y a ser responsables.

Cuando en el hogar se ha creado un ambiente de confianza y respeto, la comunicación entre padres e hijos será muy buena, y al llegar los problemas, estarán creadas las condiciones para que puedan ser valorados desde un enfoque amplio, con soluciones a largo plazo que aportarán a los hijos madurez. El intercambio de ideas sincero e inteligente, permitirá a los hijos vivir la experiencia negativa como un aprendizaje, a la vez que se sienten seguros guiados por sus padres, recibiendo de ellos el apoyo necesario para aprender la mejor manera de enfrentar situaciones en el futuro, volviéndose más responsables, y tomando sus propias decisiones, porque hay una verdad que todos los padres deben aprender: no pueden vivir la vida de sus hijos, pues toca a ellos tener sus propias experiencias, con todo lo bueno y también con lo negativo que eso implica; es por eso que la mejor manera de amarlos es entrenarlos a través de las situaciones que se presentan, para que aprendan a solucionar por sí mismos los desafíos que llegan, y ganen en fortaleza emocional, que los llevará a ser adultos seguros y exitosos.

Cosechando buenos frutos

Una comunicación eficaz brinda resultados apetecibles a todos en la familia, siendo los hijos los más beneficiados, pues al crecer en un hogar con una comunicación saludable pueden evitar consecuencias negativas como la baja autoestima, la cual puede cobrar un precio muy alto, en especial a los jóvenes.

Porque:

  • Pueden verse dominados por la influencia del grupo que muchas veces es nociva.
  • Tomar malas decisiones en asuntos importantes que pueden repercutir en consecuencias lamentables.
  • Ser víctimas de vicios, tentaciones y conductas antisociales que destruyen buenas oportunidades.
  • No ser adultos cooperativos ni solidarios.
  • Ser personas resentidas y desconfiadas, perdiendo la opción de formar buenas alianzas para su desarrollo personal.

Afortunadamente, hay muchas experiencias de padres que han sabido desarrollar una visión más inteligente ante las situaciones que se presentan en el hogar, brindando a sus hijos la oportunidad de crecer emocionalmente con una autoestima saludable, madurando y aprendiendo a ser responsables, convirtiéndose en adultos cooperativos y confiables, capaces de brindar apoyo y de gestionar con acierto su propia vida. Estas buenas cualidades, que son fruto de crecer con padres comunicativos y amorosos, les ayudan a insertarse en cualquier entorno nuevo, donde son recibidos con agrado, pues son personas que siempre comparten con quienes les rodean la riqueza espiritual que recibieron mientras crecían.