Transcripción Explorando nuestras creencias y su impacto
La psicologia establece una periodización del desarrollo humano, esas etapas por las que trasciende el individuo que implican la asunción de roles y actitudes, ya sea por medio de la introspección o de la pertenencia o no a grupos sociales. Las creencias limitantes, validadas por la opinión pública o reprochada por una visión de normalidad poco anticuada nos construye como seres pasivos e inertes, sin la opción de otorgar significado e imponer ¨acción¨ a nuestras experiencias internas. En esta sección analizaremos hasta qué punto son medidores de nuestros actos las creencias inconscientes adoptadas desde niños, así como también las diferentes formas básicas en las que se puede ¨disfrazar¨ una creencia.
¿Cuándo surge una creencia?
¿Cuándo crees que comenzaste a adquirir una creencia? ¿A los 15 años?, ¿20 años, tal vez? Pues no, comenzó antes. Mucho antes. En el periodo prenatal, estando conectado por el cordón umbilical a tu madre. ¿Madre que contribuyó solo a proveerte de alimentos? No, también te influenciabas de sus emociones. Si estaba triste, cansada o enfadada tú reaccionabas a ello, la única diferencia es que todavía lo desconocias. Un bebé, en su periodo neonatal, es capaz de intuir el malestar de su madre. Después comienzan, a lo largo de los años a percibir y generar ideas más racionales sobre el lenguaje emocional y a crear hábitos de comportamientos señalados en la categoría de socialmente correctos.
Actitud-valores-creencias.
¿De dónde crees que surge el ¨instinto o la necesidad¨ de jugar a las casitas, o a las mamás y los papás? Firmes representaciones de lo que ven a diario, y mientras comprueban su realidad reproducen al detalle los comportamientos y actitudes que tienen las demás personas para con ellos. En su libro ¨People Puzle¨, Morris Massey establece una adecuación valores-creencias, admitiendo la conexión que establecemos con esos valores. Si un niño reproduce una actitud pacifica mientras juega a las escuelitas, podemos afirmar que recibe el mismo trato de sus profesores. Los niños imitan lo que ven, y así mismo actúan sin tener noción del motivo intencionado, ocurriendo así con las creencias que adopta.
Morris Massey, reconoce que los hábitos y actitudes que reproducimos quedarán estigmatizados en su esencia hasta una edad aproximada de 7 años. Edad en la que no cuestionarán y aceptarán la ideología paterna y/o familiar sin rechistar. Por ello la importancia de vigilar desde niños estas creencias.
La edad de 8 a 14 años se delimitará por su razonamiento. Por ello es clave vigilar ciertas actitudes, que como padres les están inculcando, para reorientar esas directrices. Las creencias, como pensamientos o sistemas de pensamientos que son, interiorizados de forma pasiva pueden y deben identificarse y liberarse a través de la experiencia, donde son consolidadas.
Por otro lado le conferimos a los genes un poder casi absoluto sobre nuestra condición humana. Decimos: ¨Tengo un carácter fuerte porque toda mi familia, desde que tengo uso de razón es así¨. Sin detenerse a reflexionar en lo cierto de esa afirmación o no. Así como la conducta, las enfermedades son síntomas físicos de nuestros pensamientos y emociones negativas. ¿Sabes cuál es la función primordial de la mente? Lograr un equilibro entre lo que queremos y hacemos. No quieres enfermarte solo que al pensarlo tu mente cree que si lo deseas y lo cumple. Bruce Lipton en su libro ¨La biologia de la creencia¨, obliga a reflexionar en la cuestión: ¿Somos victimas o es nuestra biologia una firme adaptación a nuestras creencias?
Tipos de creencias.
Debido a su imperiosa necesidad, en el último video de este tema, trabajaremos a fondo sobre todo las creencias limitantes o inútiles. En este momento concretamos sus tipologias básicas:
- En un primer tipo tenemos una limitante: nuestra capacidad. ¿Soy capaz de conquistar a un chico? ¿Soy capaz de aprobar los exámenes de ingreso a la universidad? ¿Escribir un libro? No, gracias, no creo que pueda escribir tanto, me seguiré conformando con escribir cuentos de una cuartilla cada uno. En nuestro sentido de la capacidad se esconde un reflejo de quienes somos y qué podemos hacer o que nos han enseñado que podemos hacer para evitar el ridiculo o la decepción.
El segundo tipo de creencia limitante lo aunaremos a la remota posibilidad de conseguir algo. Es más frecuente de lo que creemos cuando, por ejemplo, nos decimos:
- Me encantaria conseguir un ascenso profesional pero subir de escalafón es una tarea muy compleja. No tengo tiempo y la energía necesaria. Todo lo que ¨excusamos¨ y creemos puede entorpecernos en nuestro día a día. Es una trama de tu inconsciente. Las excusas son el resultado de un mal hábito infundado. Comienza un hábito simple, aplica disciplina y perseverancia, proponte metas, objetivos secundarios y así aumenta la confianza en ti mismo. Recuerdas hacerlo, ¿no?
El tercer tipo de creencias lo ocupa el merecer. Y este sistema de pensamiento lo infundamos cuando nos conformamos con un trabajo explotador, sin descanso ni cuido de los derechos del trabajador, culpabilizándonos por no haber aprendido una competencia profesional y haber abandonado los estudios muy pronto. Te castigas y asumes que no mereces un sueldo digno, con cómodos derechos y donde demostrar tus gustos y aficiones. Lo mismo ocurre cuando nos casamos y formamos una familia con el último hombre que apareció y nos brindó la esperanzadora idea de nunca más estar sola. Mereces compañía, no cariño y pasión en tu vida, ¿verdad?
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