Transcripción Las distintas perspectivas dentro de una discusión
Los puntos de vista que asumimos durante una confrontación suelen estar sesgados por distintos elementos emocionales que interceden en nuestra forma de percibir los hechos, es por ello que cada parte involucrada en una discusión suele defender con fuerza sus criterios, siendo difícil arribar a un punto medio donde ambos se encuentren satisfechos. Es normal sentirnos con la razón y creer que los únicos puntos válidos son los nuestros. Mientras más tiempo permanecemos defendiendo un argumento, más complejo es modificar nuestro pensamiento e intentar adentrarnos en el punto de vista de nuestra contraparte.
Durante el desarrollo de la presente guía estaremos abordando algunos de los aspectos básicos más importantes en torno a las distintas perspectivas dentro de una discusión y la necesidad de practicar la empatía como herramienta de utilidad a la hora de confrontar posiciones.
No debemos tomarnos los argumentos como un ataque personal
Cuando argumentamos dentro de una discusión, lo hacemos para brindar elementos que sirvan de soporte para nuestros planteamientos. Tomarnos estos elementos como un ataque hacia la persona es un error muy frecuente entre aquellos que no tienen cultura del debate. Con los argumentos procuramos derribar las bases que sostienen los argumentos de nuestro contrincante, no se trata de enfocarnos en los elementos personales de este ni buscar herir sus emociones.
Si estás sosteniendo una discusión con otra persona debes atender a lo que este expresa sobre el tema central del debate, si tomas sus explicaciones como ofensas o intentos de demeritarte, es muy poco probable que puedas estar lo suficientemente receptivo para aceptar que estás equivocándote o para modificar algunos de los puntos que defiendes.
Siempre debes estar dispuesto a reconocer un error
Si durante una discusión tu oponente te hace notar que estás en un error y eres capaz de reconocerlo de forma sincera, esto acortará de forma significativa el desenlace del debate. Contrario a lo que muchos creen, reconocer un error es una muestra de valentia que será de admiración por tu contraparte. Es muy probable que una vez que aceptes que te has equivocado en alguno de los puntos que defendias, tu oponente proceda a reconocer también errores en su comportamiento o en sus argumentos. Esto sucede por dos causas fundamentales.
La primera es la empatia, que nos motiva a sensibilizarnos con el estado animico de quien interactúa con nosotros; y la segunda es que por lo general, es muy difícil encontrar una discusión donde una de las partes tenga el cien por ciento de la razón y la otra esté equivocada por completo.
Practica la empatía en tus discusiones
A la hora de discutir con otra persona, es importante que tengas presente hacer uso de la empatía como mecanismo para evitar hacer o decir cosas sobre las cuales después puedas arrepentirte. La empatía es la habilidad de ponernos en el lugar de otra persona para percibir los hechos y sentir de la misma forma en que esta lo hace. Gracias a la empatia, sabemos cuándo le estamos causando daño a alguien, qué comentario ha sido inapropiado y si estamos manteniendo un comportamiento adecuado.
Mantén tu debate con otras personas de la misma forma en que quisieras que ellos se comporten contigo y será mucho más probable que ambos puedan sostener una comunicación respetuosa y educada. No le hagas a tu contrincante aquello que no te gustaría que te hiciesen a ti. Si sientes que algún comentario tuyo se ha propasado, no dudes en pedir disculpas y enmendar tu error. Recuerda que la cultura del debate se basa en argumentar, no en hacer ataques personales.
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