Transcripción La experiencia como condicionante de tu actual forma de ser
Nuestras experiencias pasadas determinan en gran medida la forma en la que nos comportamos hoy en día, nuestro sistema de principios y valores, el criterio que nos formamos sobre el medio que nos rodea y la manera en la que interactuamos con otras personas. Los factores sociológicos, entre ellos, el medio social en el que crecemos, juega un papel importante a la hora de crearnos patrones de conducta que replicaremos en cada una de nuestras intervenciones sociales.
Dicho esto, es importante que aprendamos a hacer un uso responsable del conocimiento que adquirimos con cada una de nuestras experiencias, sobre todo las negativas, ya que no debemos dejar que las mismas interfieran en nuestro desarrollo personal o en la imagen que proyectamos hacia el resto de la sociedad.
Durante el desarrollo de la presente guía estaremos abordando algunos de los aspectos básicos que giran en torno al tema de la importancia que tiene la experiencia como un condicionante social de nuestra forma de ser y de interactuar con terceras personas.
Las experiencias negativas
Las experiencias negativas pueden jugar un papel muy significativo a la hora de moldear nuestro comportamiento y hacernos desistir de la toma de determinadas decisiones. Cuando experimentamos una experiencia amarga, a raíz de un resultado desalentador, esto conlleva a que fijemos como negativas cada una de las conductas que hemos realizado en el tránsito hacia la experiencia recibida.
Fijar como negativas estas conductas es un elemento contraproducente para nuestro desarrollo personal, ya que cuando nos veamos expuestos a situaciones similares a las que nos provocó la experiencia negativa, buscaremos evadirlas en vez de intentar encontrar una solución inteligente para no repetir los mismos resultados anteriores.
Utiliza las experiencias negativas para entender qué es lo que ha conllevado a que tus resultados no sean positivos, no para crearte traumas que te hagan desistir de tomar nuevos riesgos e intentar plantear nuevas soluciones. Ten presente que el hecho de fracasar en uno de tus intentos no es garantía alguna para que fracases nuevamente, de igual forma que el éxito pasado tampoco garantiza el éxito futuro. Lo importante es no dejar de intentarlo y esforzarnos por aprender todo lo posible de cada una de las experiencias que recibimos.
Las experiencias positivas
Las experiencias positivas también juegan un papel de gran importancia a la hora de valorar la forma en la que nos comportamos y los criterios que nos motivan en la toma de cada una de nuestras decisiones. Cada una de nuestras experiencias positivas refuerzan nuestra autoestima y señalan una ruta a transitar para futuros acontecimientos que guarden similitud con los actuales.
Cuando realizamos una serie de acciones en la que hemos puesto todo nuestro esfuerzo y dedicación, logrando así que sean completadas con éxito, nuestro cerebro recibe la información de que el esfuerzo y la dedicación son elementos catalizadores del éxito, por lo que en futuras acciones deberíamos repetir este comportamiento si deseamos experimentar otra experiencia positiva. Este sencillo ejemplo se aplica a cuestiones más complejas, donde medien una serie de procedimientos técnicos. Lo natural en el comportamiento humano siempre será intentar repetir los mismos pasos que nos han hecho disfrutar de una experiencia positiva en el pasado.
Dicho todo lo anterior, es tan importante saber aprender de las experiencias positivas como de las negativas. Cada tipo de experiencia cumple una función particular en la forma en la que nos comportamos y los criterios que asumimos para tomar una decisión en concreto. Acepta cada experiencia como lo que es, una forma de aprender sobre cuáles son las mejores vías para alcanzar nuestro desarrollo personal.
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