Transcripción La improvisación en las sesiones de coaching
Improvisar es todo un arte que requiere de un desarrollo progresivo y mucha práctica para mejorarlo sin que interfiera con el valor del contenido y de la información que transmitimos. Son muchas las opiniones existentes en torno a la improvisación como recurso de utilidad a la hora de comunicarnos con nuestros clientes. Mientras que algunos prefieren ajustarse a una metodología y guion de forma estricta, otros son más flexibles en el intercambio con los clientes.
Durante el desarrollo de la presente guía estaremos abordando algunos de los puntos clave de la improvisación como herramienta a la hora de llevar a cabo nuestras sesiones de coaching, de forma tal que puedas aprender sobre la utilidad de la misma y cómo sacarle el mejor provecho posible.
La improvisación permite corregir los prejuicios
Los prejuicios son esas ideas preconcebidas que solemos asumir antes de contar con los elementos necesarios para formarnos un juicio de valor acertado y coherente con la realidad. Tener prejuicios es una actitud humana, pero puede entorpecer de forma considerable nuestras sesiones de coaching y afectar los resultados que perseguimos con estas.
Puede que durante nuestra primera sesión de descubrimiento nos hayamos formado un criterio erróneo de los acontecimientos y de los aspectos generales de la problemática en concreto, esto conlleva a que nos planteemos estrategias y acciones desacertadas para enfrentar dicha situación, ya que no se ajustan a la realidad.
Mediante la herramienta de la improvisación, podemos corregir de forma natural nuestras estrategias y ajustarlas a la realidad que vamos descubriendo en el intercambio con nuestros clientes, siendo este un recurso muy eficaz para corregir los prejuicios que nos habiamos formado anteriormente.
Ser flexibles a favor del interés personal del cliente
La capacidad de poner en práctica la improvisación en nuestras sesiones de coaching tiene una segunda arista de gran valor, ser flexibles a favor del interés personal del cliente. Incluso en los momentos donde hemos podido concebir la problemática de forma acertada durante las primeras sesiones de descubrimiento, sin formarnos prejuicios erróneos, nuestras acciones y estrategias a recomendar pueden no estar ajustadas al máximo a favor del interés personal del cliente.
No siempre las estrategias más efectivas suelen ser las que más interesan al cliente, es por ello que una sesión de coaching no es un monólogo, sino un intercambio por ambas partes, donde el cliente defiende sus intereses y hace notar cuáles son los puntos que más le preocupa. En caso de errar con la planificación previa que hemos llevado a cabo antes de la sesión, podemos improvisar atendiendo a nuestros conocimientos y estrategias para reformular nuevas acciones que se acerquen más a la satisfacción del interés personal del cliente.
La improvisación se complementa con el guion
El hecho de que sepamos improvisar durante una sesión con nuestros clientes, no es contrario a portar un guion previamente preparado. El guion y la improvisación son dos herramientas que se complementan de forma efectiva, cada uno juega su papel y cumple con ciertas necesidades particulares. Tener un guion nos permite contar con una serie de directrices para que la sesión fluya de forma organizada hacia la satisfacción de ciertos objetivos.
Cuando añadimos la improvisación brindamos una capa de blindaje extra que nos protege ante la aparición de situaciones que no han sido preconcebidas y que pudiesen alterar los resultados esperados.
No tema a desarrollar esta habilidad y deja que se forme de manera progresiva, las propias situaciones que se van suscitando en el día a día te forzarán a mejorar en este arte tan valioso para el desenvolvimiento de tus sesiones de coaching.
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