¿Qué es la inteligencia emocional?

Todos queremos tener éxito. Independientemente del alcance de ese concepto para cada persona, en general significa obtener un feliz resultado. Ya sea a nivel personal, familiar, financiero, profesional o espiritual.

Para conseguirlo contamos con un potencial genético que nos ofrece capacidades cognitivas y nuestro temperamento, que incluye ciertos rasgos más o menos predominantes y que pueden determinar nuestras fortalezas y debilidades.

Por supuesto hay que sumar a esto las ventajas o desventajas ambientales que influyen en nuestro desarrollo como pueden ser nutrición, educación, entorno, disponibilidad de recursos de aprendizaje u oportunidades sociales.

La inteligencia como tal, siempre ha sido una característica muy valorada y asociada históricamente a la capacidad de progresar en la vida. Pero era vista solamente como la capacidad intelectual que nos permite el pensamiento abstracto, aprender, hablar, razonar, resolver problemas, memorizar y planificar.

Hay varios test para medir esta facultad de la mente y por muchos años se consideró que obtener una alta puntuación en cociente intelectual (CI) era garantia de éxito. Sin embargo, se ha demostrado que esta es solo una parte.

Hay otro set de habilidades igualmente importante y que influye determinantemente en nuestro desempeño en cualquier faceta de la vida, en nuestro bienestar y en nuestra capacidad de ser felices. Estas son recogidas en la denominada inteligencia emocional (IE).

Para alcanzar nuestro potencial hay que explotar al máximo nuestras capacidades cognitivas y fortalezas. Pero las emociones están presente en todo lo que hacemos. Su estudio es fundamental para entendernos, entender nuestro medio y a los demás. Son esenciales para motivarnos, mantenernos enfocados y nos permiten sacar ventaja de las dificultades si aprendemos a gestionarlas bien.

La inteligencia emocional es definida como la capacidad para reconocer las emociones, ya sea en nosotros mismos o en los demás. Nos permite identificar y nombrar adecuadamente todo lo que sentimos. Además al manejar las emociones podemos influir en nuestros pensamientos y comportamientos, y en los de otros. Todo esto supone una gran ventaja a la hora de adaptarnos a las situaciones que se nos presentan y encontrar más vias para conseguir lo que queremos.

Origen del término

Psicólogos y psiquiatras comenzaron explorar otros puntos de vista para comprender las capacidades humanas, sobre todo las relacionadas con la comprensión y la motivación. Necesitaban entender a qué se debia que unas personas se adaptaran mejor que otras a las situaciones de la vida ¿Cómo las personas con altas habilidades cognitivas tenian problemas para adaptarse, relacionarse y conseguir sus objetivos? Para esto era necesario ampliar la concepción de inteligencia más allá de los límites de las funciones cognitivas. De esta forma comenzaron a surgir varias teorias que nos fueron acercando a este concepto actual.

Fueron muchos los que aportaron sus teorias sobre este tema, el mismo Charles Darwin hacia referencia a la importancia de poder expresar las emociones en el proceso evolutivo.

El camino para entender el significado de las emociones y su papel en la adaptación comenzó desde entonces y entre los puntos más reconocidos están:

• Edward L. Thorndike. Sus principales aportes giran en torno al aprendizaje. Se refirió a la importancia entender y manejar a las personas para que se condujeran mejor, y definió esto como inteligencia social (1920).
  
• David Wechsler. En 1940 describió la influencia de factores no intelectuales sobre el comportamiento y la inteligencia global de una persona.
  
• Michael Beldoch. Se le atribuye ser el primero en mencionar este término (1964) introduciendo otra forma de ver la inteligencia.

• Hanscarl Leuner. En 1966 vincula el rol de la familia en el desarrollo de la inteligencia emocional de los infantes pero sin desarrollar el concepto.
  
• Howard Gardner. Investigó las capacidades cognitivas y es el creador de la teoria de las inteligencias múltiples (1983) como contraposición a la existencia de una sola inteligencia. Aunque no hace uso del término como tal, se refiere a la inteligencia personal que incluye la intrapersonal e interpersonal.
  
• Raymond Cattell. Estudioso de la personalidad y la inteligencia. Propuso la existencia de la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada (1985).
  
• Wayne Payne. Ya recoge el término en su tesis doctoral: Un estudio de las emociones.

• El desarrollo de la inteligencia emocional, 1985.

• Stanley Greenspan. Pionero de la psicoterapia de niños con autismo. También propuso un modelo de inteligencia emocional (1989). Para él la inteligencia era una sola pero mucho más amplia que la concepción tradicional. Concibió un enfoque dinámico donde entre otras cosas, la emoción es el pegamento de la inteligencia.
  
• Peter Salovey y John D. Mayer. Psicólogos que hicieron numerosas obras que trataban directamente el tema de la inteligencia emocional y fundaron las bases para su posterior desarrollo (1990).

• Daniel Goleman, psicólogo que se convirtió en el principal divulgador de la inteligencia emocional. En su definición la separa de la inteligencia cognitiva pero remarcando su interrelación y como son complementarias.

Interrelación racionalidad y emocionalidad

Los centros emocionales preceden a la parte racional del cerebro, el neocortex. Esto le otorga gran influencia sobre el funcionamiento global del cerebro incluyendo los centros del pensamiento. Por lo que hemos heredado este conjunto interrelacionado de racionalidad y emocionalidad unidos por todo tipo de conexiones que nos permiten gestionar pensamientos y sentimientos.

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