Transcripción El significado que le asignamos a nuestras experiencias
Estamos constantemente aportando y recibiendo significado de los medios en los que interactuamos y principalmente desde las acciones que generan cambio. La experiencia personal es marcada por sucesos relevantes que nos aportan, tanto un bienestar como malestar. Su significado está asociado con la emoción que nos causa el suceso, haciendo que recordemos con la marca del impacto de este en nosotros. Nuestras emociones suelen ser condicionadas por las experiencias pero también podemos dar un giro a como las vemos y aprender dichas experiencias con el mejor control de lo que queremos sentir.
Experiencias del pasado.
Siempre volvemos a las raices de este tremendo conflicto llamado pasado, en él va quedando nuestra memoria que cargamos como un ADN. Nuestra formación aprensiva torna lo que asignamos como recuerdo todo lo relacionado a nosotros y nuestro contexto, es decir nuestro arsenal de vivencias. A todas les tribuimos significado; nuestra primera lección, las primeras reacciones de reconocer el peligro y la calma de desconocer por qué existen las cosas. ¿Solo en este laberinto tenemos la idea de experiencia?
Este fenómeno se interpola de pasado a la ansiedad de futuro donde el instinto humano nos impulsa a marcar una diferencia. Entonces se dice que tenemos experiencia. Al comprender esto podemos reconocer el valor de la experiencia en otros y los que aún están a medio del camino. La experiencia activa en nosotros la capacidad de liderazgo ante el manejo involuntario de situaciones en nuestro presente; pasado ya. Como tal para usarla con sus propiedades sabemos que necesitamos asumir esta postura de liderazgo primero en nuestras vidas.
Experiencias negativas.
Vivimos en medio de la balacera constante de sucesos; pero ¿qué sentido le damos a nuestra experiencia? nuestros primeros pasos conscientes. Lo podemos ver desde la muerte, cuando un animal salvaje muere, sirve de alimento para otras especies; la cadena evolutiva nos enseña que nada tiene por qué ser eterno y lo que en un lado se acaba comienza en otro. De esta forma, nos alejamos de la idea de apego a las vivencias negativas y damos más valor a la necesidad de cambio en nosotros aunque sea pequeño e imperceptible.
Las experiencias negativas duelen dentro de nuestra emocionalidad por la carga trágica que la psiquis le otorga a la resistencia que hacemos ante los cambios. La idea nos es refugiarnos en el dolor del suceso, pues caemos en una zona de confort que solemos llamar sufrimiento, y nuestras decisiones comienzan a ser entorno a lo negativo de nuestra experiencia. Asignamos el carácter de experiencia negativa cuando representa una pérdida o falta; pero la balanza de la vida se encarga de algo en su lugar, ya sea material o simbólico, la experiencia.
Experiencias positivas.
Esta es la parte que a todos nos gusta, la vivimos desde la sensación auto condicionada o inducida de que todo dentro y fuera de nosotros está en orden. En este estado positivo donde se desarrolla la experiencia también se suceden constantes cambios pero valorando diferente lo que nos aporta. Ganamos en emocionalidad y tal vez el conocimiento es tomado desde una actitud donde entendemos que merecemos esos cambios para sentir que crecemos y nos expandimos; entonces ¿solo hay crecimiento en las buenas experiencias? Una experiencia no deseada representa tanto conocimiento como la experiencia positiva. Solo que en esta última no actuamos con dramatismo y por lo tanto no hay resistencia y este es un estado de experiencia positiva.
Herramientas de autocontrol.
Las reacciones durante el medio de experiencia son incontrolables hasta cierto punto, la alegría que podemos sentir al ver a un ser querido; no es necesario usar nuestras herramientas de auto control ante los buenos sentimientos que son nuestra fuente de alimentación espiritual más valorada. Ahora, los sucesos negativos son los que desencadenan los cambios que más afectan y en este campo de experiencia activamos las formas de autocontrol como medio de defensa. Estar pendiente ante la sensación de peligro, o saber cuándo estamos cerca de experimentar la sensación de final que provoca transformaciones a nuestra forma de entender y asumir la realidad. El ser humano para salir ileso de la vida necesita saber que posee el control
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