¿Por qué es necesario un coach profesional?

Generalmente, nos cuesta mirarnos a nosotros mismos de manera objetiva y, a veces, tampoco tenemos idea de cómo nos ven los demás. No nos tomamos el tiempo de autoanalizarnos; estamos tan ocupados viviendo que solo reaccionamos a nuestro entorno sin reflexionar seriamente sobre las causas y consecuencias de nuestras acciones.

Quizás no sabemos cómo autoanalizarnos, no tenemos las herramientas adecuadas, o no nos educaron de esa manera. Sea como sea, cuando nos sentimos bloqueados, dudamos del camino a seguir, o nos falta motivación, realmente necesitamos a alguien que sea un espejo y nos muestre quiénes somos, que nos escuche y nos haga reflexionar sobre el camino que estamos tomando.

Un coach profesional está formado para esto. No solo tiene la capacidad, sino la voluntad de acompañar a las personas en su proceso de cambio. Es alguien que ve nuestro potencial, nos ayuda a descubrir nuestras fortalezas y debilidades, y a sacar lo mejor que tenemos para ofrecer. Es alguien a quien rendir cuentas cuando seguimos el plan que trazamos y que, al mismo tiempo, nos brinda aliento.

Hoy en día, podemos encontrar un coach para cualquier área de nuestra vida, ya sea en nuestros proyectos personales o en los negocios.

Surgimiento y antecedentes del coaching

La palabra "coach" es un término inglés que tiene su origen etimológico en Hungría en el siglo XV y se refiere a un nuevo tipo de carruaje creado en esa época (kocsi). A lo largo del tiempo, ha evolucionado para definir una especialidad cada vez más demandada, que ayuda a las personas a trasladarse de un punto a otro en su vida personal o profesional.

Un uso más cercano comenzó en el siglo XX, con el coach como entrenador deportivo y el verbo inglés “to coach” para la actividad de entrenar. En este contexto, el coach acompaña a los atletas, y juntos trabajan en el desarrollo de habilidades y en la consecución de sus objetivos.

Uno de los antecedentes más importantes del coaching es el libro “El juego interior del tenis”, cuyo autor, Timothy Gallwey, aborda lo que sucede en la mente de un deportista y cómo el juego interno (dudas, miedos y distracciones) determina el triunfo o la derrota. Gallwey es el creador de un método de entrenamiento que ha trascendido el ámbito deportivo y se ha utilizado en negocios, educación y salud.

Los orígenes del coaching se remontan a la antigua Grecia, con el auge de la filosofía griega y pensadores como Pitágoras, Platón y Sócrates. De este último se ha retomado su método de la Mayéutica, que busca claridad y autoconciencia a partir de un proceso de preguntas que invitan a la reflexión y ayudan a encontrar respuestas en uno mismo.

En el coaching, han convergido muchos saberes con el propósito de maximizar el potencial personal y profesional. Actualmente, esta disciplina se nutre de fuentes como la psicología, la neurociencia, la ontología, las ciencias sociales, el desarrollo empresarial, la inteligencia emocional y la filosofía, entre otras.

Todo este conocimiento se utiliza para desarrollar el potencial humano a través del aprendizaje, la toma de conciencia y la responsabilidad individual, donde se entrena la mente para alcanzar nuestras metas, mejorar el desempeño, adquirir nuevas habilidades y lograr una mayor calidad de vida.

En este proceso, el que guía es el coach y el protagonista es el coachee o cliente.