Transcripción Principios de la decoración (2)
En esta presentación conoceremos otros principios de la decoración: armonia, variedad, ritmo y énfasis.
La armonia
La armonia al igual que el equilibrio tiene como fin alcanzar la unidad, a través del equilibrio se logra por la colocación esmerada de cada uno de los objetos, mientras que el principio de la armonia consiste en lograr la unidad de un conjunto a través de la repetición de uno de los elementos siguientes: la forma, el color, el material, la textura, el detalle, la función, etcétera.
El tratamiento de la armonia en la decoración debe ser cuidadoso; un espacio que incluya demasiados objetos con tratamientos similares (igual forma, color, textura, etcétera) puede resaltar la unidad pero puede resultar monótono, poco interesante. Por otra parte, si intentando evitar la monotonia empleas demasiados objetos con tratamientos diferentes, el espacio suele parecer caótico.
La variedad
Ya conocimos que los principios de equilibrio y armonia son más efectivos cuando se incluyen elementos diferentes que realcen el interés por el conjunto. El principio de la variedad consiste en introducir elementos u objetos diferentes en un conjunto, para romper la monotonia que pueden provocar los ambientes perfectamente equilibrados y armónicos.
El concepto de unidad visual de agrupaciones de objetos diferentes se puede lograr, conformando grupos de objetos próximos entre si y separados relativamente del resto; la unidad de estos se puede reforzar si se coloca el conjunto dentro o alrededor de una línea o área bien definida (color de piso diferente, alfombras, etcétera); o agrupándolos frente a un elemento que le sirva de fondo común (una chimenea, una pared de color o textura llamativa, etcétera)
El ritmo
El principio del ritmo en la decoración de interiores consiste en la repetición periódica de elementos u objetos en el espacio con el fin de crear una ruta atractiva para el movimiento de la vista y los pensamientos del observador, que le permitan disfrutar de cada uno de los elementos de la composición y de todo el espacio en general.
Si queremos obtener un ritmo visual más reconocible debemos emplear elementos recurrentes con características (colores, texturas o detalles) que contrasten con el ambiente general, o planificar repeticiones que aparezcan de forma lineal.
Si por el contrario, queremos obtener un ritmo visual más sutil debemos emplear secuencias no lineales de formas, texturas y colores que sean menos evidentes.
A menudo algunos elementos arquitectónicos de interiores (como columnas, escaleras, barandillas, etcétera) ayudan a lograr el ritmo visual de una estancia.
El énfasis
El principio del énfasis consiste en dotar (a uno o a varios elementos de una composición) de cualidades excepcionales (forma singular, mayor tamaño, texturas diferentes, etcétera) para lograr que sea reconocido como un elemento más importante (dominante) que el resto de los objetos que lo acompañan.
El énfasis, al igual que los demás principios de la decoración debe ser moderado; si bien la monotonia originada por la ausencia de elementos dominantes hace aburrida la estancia; el empleo exagerado de elementos dominantes puede parecernos caótico y desordenado. El decorador habrá cumplido con este principio, cuando en la composición de la estancia se perciba una presencia coherente de elementos dominantes y subordinados.
Para lograr un mayor énfasis visual sobre un elemento, además de dotarlo de cualidades excepcionales (tamaño, forma, etcétera), se deben colocar en lugares estratégicos como pueden ser: en el centro de un equilibrio radial, al final de un equilibrio axial o donde exista una iluminación especial.
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