La Consecuencia: Educación a Través de la Experiencia

En este espacio, examinaremos las consecuencias naturales y lógicas que surgen de ciertas acciones.

También estudiaremos el impacto y las características más notables de las consecuencias negativas.

Una educación firme se basa en la alegría y el respeto. Los límites deben ser flexibles y adaptarse a las necesidades individuales de cada persona.

Al enseñar a nuestros hijos que no todas las reacciones son adecuadas, fomentamos el desarrollo de su pensamiento critico y reflexivo. Esto les permite aprender a analizar situaciones y tomar decisiones responsables.

Asumir la responsabilidad.

Todas las acciones tienen repercusiones. Si un niño se porta mal y en un momento de euforia le jala el cabello a su hermana o hace travesuras en lugares peligrosos, tendrá que enfrentar las consecuencias de sus actos.

Es crucial que los niños aprendan a asumir la responsabilidad de cada paso que dan. Esto les permitirá ser más precavidos antes de tomar decisiones y enfrentar nuevas situaciones con mayor confianza.

Consecuencias naturales.

Las consecuencias naturales derivan de manera ‘natural’ de la acción. Por ejemplo, si un niño no dedica suficiente tiempo al estudio, una consecuencia natural será reprobar la materia. En este caso, una actitud adecuada sería supervisar sus repasos para ayudarlo a mejorar.

Castigar a un niño con la pérdida de una hora de juego al aire libre no tiene sentido. Esto enviaria un mensaje contradictorio. Podria hacer que el niño sienta que no tienes autoridad y que solo pretendes herir sus sentimientos.

Consecuencias lógicas.

Una consecuencia lógica prioriza la seguridad del niño en lugar de esperar a que experimente las consecuencias negativas de sus acciones.

Por ejemplo, si un niño pequeño está en la cocina y queda impresionado con las llamas, puede correr el riesgo de quemarse si accidentalmente se derrama o salpica aceite hirviendo. En este caso, nuestra función es advertirle y explicarle el peligro: ‘No debes hacer eso porque te puedes quemar’.

Predecir.

Es importante observar y analizar el origen de la conducta antes de implementar técnicas para corregirla. Un niño no puede predecir su comportamiento. A menos que los riesgos sean evidentes, no sabrá cuán contraproducente pudiera ser lo que está haciendo.

Es importante tener paciencia y repetir las instrucciones para evitar que los niños realicen acciones no deseadas. Esto es importante cuando son pequeños, ya que su capacidad para memorizar aún no está completamente desarrollada.

Alternativas.

En lugar de decirle a un niño ‘deja de molestar a tu hermana’, podemos utilizar otro enfoque y preguntarle: ‘¿Qué tal si cuidas de ella mientras juega?’ o ‘¿Quieren hacer otra cosa? ¿Les leo un cuento?’ De esta manera, le ofrecemos inconscientemente las únicas alternativas positivas que existen.

Al ofrecer la opción de realizar otra actividad, les demostramos que nos preocupamos por ellos y que queremos que sigan divirtiéndose.

Consecuencias negativas.

Si solo regañamos al niño y luego continuamos con nuestras tareas cotidianas, no lograremos nada. El niño habrá obtenido lo que queria, como molestar a su hermana en el ejemplo anterior. Lo único que habrá aprendido es que debe ser más cuidadoso la próxima vez.