Controlar tus reacciones
En este capitulo, exploraremos un método para controlar nuestras emociones y aliviar la carga de la reactividad emocional. El objetivo es evitar que las emociones tomen el control en una discusión y que la reacción emocional se desborde en forma de maltrato, gritos u ofensas.
Nos enfocaremos en incentivar la tranquilidad y la autorregulación emocional a través de la respiración, la mirada y la modificación de la postura corporal.
Manejar situaciones difíciles.
Lidiar con la insatisfacción en una discusión puede resultar extremadamente difícil. Es aún más complicado cuando nuestras emociones están a flor de piel y nos cuesta mantener la calma.
Durante una discusión, es posible que nuestro ego intente manifestarse y hacernos creer que ceder es un signo de debilidad. Debemos estar atentos para identificar cuando esta voz interior intenta manipularnos y no dejarnos llevar por la intensidad del momento.
Con el tiempo, desarrollarás la habilidad de tolerar la frustración y aceptar que no siempre tienes la razón. Esto te permitirá manejar mejor las situaciones difíciles y mantener una mente abierta a nuevas perspectivas.
A medida que aprendas a manejar situaciones difíciles de una manera más compasiva y efectiva, tendrás un resultado poderoso: tu hijo te verá como alguien justo y confiable que promueve su bienestar. La relación se fortalecerá y estará basada en el amor y la igualdad.
Método.
Para mejorar nuestro autocontrol emocional, utilizaremos un método que considera los siguientes aspectos:
- La relajación se puede lograr mediante el control de la respiración. Cuando estamos alterados, nuestra respiración se acelera. Al controlarla, le enviamos un mensaje a nuestro cuerpo de que no hay nada de qué preocuparse. Una técnica efectiva consiste en respirar fuerte y rápido, tapando alternativamente cada orificio nasal.
- Otra técnica efectiva de relajación mediante la respiración es inhalar profundamente mientras cuentas hasta ocho, mantener la respiración durante tres segundos y exhalar profundamente mientras repites mentalmente [estoy tranquilo(a), yo tengo el control]. Esto te ayuda a comprender que eres responsable de tus emociones y que solo sientes lo que te permites sentir.
- La mirada puede ser una herramienta útil para mejorar la comprensión. Al prestar atención en silencio y sin juzgar, puedes entender mejor el conflicto y encontrar una solución. Toma nota de las necesidades que surgen cuando sientes la urgencia de gritar o enfadarte. Al hacerlo, puedes identificar qué es lo que te está molestando y encontrar una manera de enfrentarlo.
- Antes de volver a oir la versión de tu hijo, pregúntale si solo es tu culpa lo sucedido o si él también hizo algo para provocar la situación. Si es necesario, pidele disculpas y abrázale. Asegúrate de aclarar tus dudas antes de empezar para evit
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