Expresar lo que sentimos
Vivimos en un mundo que ha ignorado durante un buen tiempo el universo emocional interior humano y solo ha prestado atención a lo externo.
Hoy podemos hablar abiertamente de temas como la inteligencia emocional, los aspectos que a esta se derivan y su importancia para construir relaciones interpersonales sanas. El hecho de abrir la emocionalidad personal con nuestros hijos es la mejor manera de enseñarles a reconocerse a si mismos como seres humanos y proyectar sus acciones conscientemente.
El hilo comunicativo con ellos es el bien más preciado que obtenemos cuando hemos construido, ambos padres e hijos, valor en la relación familiar. Si bien es importante proporcionar una educación donde existan normas de aprendizaje y deberes, el niño también necesita un estimulo emocional que difícilmente encontraria en otro entorno fuera del hogar. Todos los contextos pueden ser favorables para el aprendizaje, pero la familia es la primera escuela donde se absorben los primeros conocimientos.
Perspectiva positiva y optimista.
Cuando nos dirigimos a nuestros hijos debemos evitar una actitud que pueda desencadenar incomprensión, es decir, necesitamos una perspectiva positiva y optimista que les aporte interés.
Demostrar abiertamente nuestro amor hacia ellos es vital para ayudar en la construcción de su autoestima. No es suficiente con los buenos sentimientos, es esencial expresarlos de forma optimista. Reconocer y estimular las buenas acciones de nuestros jóvenes, hacerles saber cuan reconfortados estamos de ellos, puede seguramente incentivarlos a mantener una mejor actitud ante los eventos de aprendizaje como los estudios o las relaciones interpersonales.
Los niños cuentan con un nivel de percepción alto en cuanto a emociones se trata, por tanto debemos saber que una actitud incorrecta hacia ellos puede dejarles mucho que pensar y modificar su carácter gradualmente.
El privilegio.
Lo más importante cuando nos dirigimos a los jóvenes de casa es poder entender nuestra labor de paternidad como un privilegio y no como una responsabilidad. Hemos elegido ser padres aunque, en ocasiones llega de sorpresa y esto debe representar un hecho positivo en nuestras vidas, por tanto es nuestra misión darles todo lo necesario para su formación.
No reconocer la paternidad como un privilegio puede traer consecuencias que se reflejan posteriormente en la personalidad y creencias del niño, estos notan cuando les falta el cariño y la dedicación por parte de los padres. Muchas veces el gran problema radica en no estar lo suficientemente preparados para asumir la paternidad y su responsabilidad, resistiéndonos a aceptar los cambios positivos en esta etapa de la vida que no termina jamás.
Trabajo en equipo.
Un hijo no viene por sus propios medios al mundo, provienen de padre y madre, fruto consciente de ambos en formar una familia. La carga tanto material como emocional proviene de las dos fuentes, por esto, lo principal para lograr criar y educar a un pequeño correctamente es la participación activa de ambos padres en esta tarea.
El trabajo en equipo resulta beneficioso para nuestros hijos cuando reciben el equilibrio armonioso y amoroso que deben garantizar los padres en el hogar. Es incorrecto dejar todo el trabajo a uno de los dos pues, el desarrollo de la empatía familiar que deseamos inculcar al miembro más importante de casa se puede ver afectado por la ausencia y el vacio de uno de estos.
Cumplir promesas.
¿De qué manera incentivamos la confianza con nuestros hijos? Realmente las necesidades de un niño son sencillas y tienen que ver con el hecho de saber que ocupan un lugar importante.
Podemos incentivar el lazo de confianza cuando cumplimos correctamente las promesas que hacemos. Las promesas son recompensas para el buen comportamiento de los niños, y estos la esperan como un suceso relevante en sus vidas, les beneficia e ilusiona el hecho de saber que su buen comportamiento conlleva estímulos que satisfacen su emocionalidad personal.
Ejemplo de padre que no tuvimos.
A través de las vías que empleamos para comunicar a nuestros hijos sentimientos personales, de manera abierta podemos remontarnos al pasado y la relación con nuestros padres.
Tomamos referencia de
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