Inculcar Autonomía: Clave para el Crecimiento

Es normal que, como padres, asumamos tareas que le corresponden a nuestro hijo, ya que sentimos que nuestra experiencia y formación nos brindan una ventaja considerable que puede ser de utilidad para los intereses del menor.

Ayudar a nuestro hijo en sus tareas no es necesariamente negativo. Sin embargo, lo que resulta dañino es opacar la autonomía del niño y crear una dependencia permanente hacia nosotros.

Está claro que hay cosas que siempre deberán ser ejecutadas con la ayuda de los padres hasta que el menor tenga una edad más avanzada, pero esto no quita que, en general, los padres suelen entorpecer el desarrollo de sus hijos al no permitirles evolucionar sus habilidades y ponerse a prueba en escenarios no tan controlados. La autonomía es un valor y una habilidad básica que debemos inculcar en nuestros hijos.

Durante el desarrollo de esta guía, abordaremos algunos de los aspectos generales más importantes relacionados con el papel que juega la autonomía en el crecimiento personal del menor.

La autonomía supervisada

Debemos encontrar un equilibrio entre otorgar suficiente autonomía a nuestros hijos para su desarrollo personal y asegurarnos de no descuidar su supervisión o apoyo. Este equilibrio se conoce como autonomía supervisada, que consiste en brindar la libertad necesaria para que nuestro hijo ponga a prueba sus propias habilidades, mientras permanecemos en un segundo plano como observadores, interviniendo solo cuando sea verdaderamente necesario.

Gracias a la autonomía supervisada, podemos seguir aportando nuestra experiencia sin entorpecer el desarrollo de nuestro hijo, permitiéndole avanzar a su ritmo y poner en juego sus habilidades.

Si surgen inconvenientes durante el desarrollo de la actividad, realizaremos el esfuerzo necesario para ayudarlo a seguir adelante sin resolver el problema por él. La idea es que nuestra posición sea de apoyo y no de protagonista en la solución de sus conflictos.

Divide las responsabilidades

Dentro del seno familiar, hay responsabilidades compartidas y otras que deben ser asignadas a cada individuo en particular. Asegúrate de que tu hijo también tenga sus propias responsabilidades y sea el único encargado de ejecutarlas y asumir las consecuencias de los resultados. Tu hijo debe aprender a solucionar conflictos utilizando sus propios recursos y capacidades.

Como en cualquier ámbito de la vida, el desarrollo implica aprender a lidiar con el fracaso y las adversidades. Los errores que cometa tu hijo serán su mejor herramienta para aprender y perfeccionar sus acciones, encontrando nuevas formas de desenvolverse y alcanzar los resultados esperados.

Contribuye al desarrollo de sus habilidades

Desarrollar una habilidad conlleva salir de la zona de confort para explorar terrenos más complejos y exigentes. Por naturaleza, tendemos a quedarnos en nuestra zona de confort y protegernos del sufrimiento repitiendo acciones con las que nos sentimos seguros y que no representan un gran problema. Por ello, debes contribuir a que tu hijo abandone su zona de confort y comience a desarrollar sus habilidades y talentos.

Identifica los aspectos básicos que puedes comenzar a desarrollar en tu hijo para su crecimiento personal. Elabora tareas y asigna responsabilidades que estén alineadas con estos objetivos. Dichas tareas o responsabilidades deben incrementar progresivamente en su grado de complejidad, de manera que puedas medir los resultados y ajustar las tareas según sea necesario.

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