Transcripción Pautas para llevar a cabo la retroalimentación
Dentro de los procesos comunicativos que entablamos con personas cercanas, y principalmente nuestros hijos, uno de los más efectivos es la retroalimentación.
Esta práctica nos permite tener respuesta inmediata del medio de interacción.
El feedback o retroalimentación, nos brinda información de nuestra influencia en otros y el efecto inverso hacia nosotros.
Nuestros hijos, siendo las personas de mayor prioridad en nuestra vida, son los primeros que necesitan conocer y aplicar esta herramienta para un mejor diálogo interpersonal futuro. La meta principal de la retroalimentación radica en lograr una comunicación en la cual no se impongan barreras generacionales. Sostener vinculos emocionales entre padres e hijos es vital para cultivar la confianza mutua y poner en práctica la empatia.
Relación de iguales.
Siempre nos viene la duda de porqué debemos conocer esta herramienta de comunicación; pues la retroalimentación no es solo decir los errores, elogios o cosas que nos molestan, sino saber cómo decirlo. Para ponerla en práctica de manera efectiva con nuestros hijos, necesitamos ser conscientes de un diálogo entre iguales.
De esta forma, se percibirá por parte del joven una comunicación sin esconder información. A edades de formación, principalmente en la adolescencia, los hijos ven en los padres un órgano de autoridad al cual deben obedecer y respetar. Si nos acercamos a ellos con el fin de ganar su confianza, debemos mostrarles que no somos una autoridad, sino la persona con quien puedan plantear sus inquietudes y dudas.
Lo positivo y negativo.
Todo proceso comunicativo con los jóvenes debe ser lo más abierto posible, y para esto, durante la retroalimentación exponemos tanto aspectos positivos como negativos. Necesitamos saber qué es incómodo para nuestros hijos de nuestro comportamiento hacia ellos, y de qué manera podemos darle solución.
No todo se trata de usar el momento para sacar a flote problemas de conducta, sino también de saber elogiarles sus acciones positivas. Cuando nos enfocamos en reconocer sus méritos, les ayudamos a fortalecer su emocionalidad y autoestima, dándoles la posibilidad de evitar el miedo al error. Para otros efectos, los elementos negativos siempre son mejores abordarlos como objetivos en los cuales trabajar para mejorar.
Escoger el momento.
La retroalimentación no es oportuna en todo momento. Debemos ser capaces de escoger la ocasión que puede ser más ventajosa para los jóvenes; aprovechar una caminata, o un deporte recreativo. Lo primero para escoger el momento es tener información que compartir, de manera que sea interesante el tema de conversación. Es aconsejable un espacio de intercambio privado, facilitando el ambiente cómodo para ambos sin la influencia de presión externa.
Cuando no escogemos bien el momento para la conversación, corremos el riesgo de dañar su autoestima ante otras personas. Hacerles sentir juzgados, puede traer consecuencias desfavorables para su actitud ante sus relaciones interpersonales y familiares.
Cuida tu actitud.
Es lógico que, la actitud cuando nos dirigimos a nuestros hijos debe ser la mejor; un carácter positivo y entusiasta puede lograr más que una actitud impositiva y jerárquica. Es importante respetar las opiniones que nos emiten los jóvenes; una errónea actitud de nuestra parte puede generar desacuerdo o rebeldia, e incluso impedir que entren en juego pensamientos y sentimientos claros. Si estamos molestos y nos dirigimos a ellos con ira o mal humor, estos acabarán por tomar distancia, ignorando así el mensaje esencial.
Tiempo con tus hijos.
Es siempre importante, para poder lograr una mejor retroalimentación,
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