Transcripción Hacer preguntas de valor
Creemos que no podemos ser tomados tan en cuenta como queremos con nuestros hijos y esto se convierte en un problema, ya que ellos son una parte importante en nuestras vidas.
Intentamos constantemente resolver la mayor parte de sus preocupaciones, pero ¿cuán eficaces somos en esto? Muchas veces la atención se disocia porque no logramos llegar a ellos como lo necesitan. La solución no está todo el tiempo en nuestra respuesta a los problemas de los jóvenes, sino en saber guiarlos para que ellos obtengan de si mismos una solución coherente a su necesidad. Entonces ¿Estamos haciendo las preguntas correctas? Podemos hacerles reflexionar con preguntas de valor para ellos, preguntas que estimulen el uso racional de su inteligencia emocional, para obtener de las situaciones la mejor experiencia posible.
Durante todo el proceso de educación los niños deben sentir que están aprendiendo a ser autónomos cuando superan sus propias adversidades.
La atención.
Los adultos estamos inmersos en la cotidianidad y grandes conflictos típicos de la edad. En ocasiones solemos asumir los problemas de nuestros jóvenes como menos complicados que los nuestros y aquí está el error. El primer recurso mediante el cual lograremos conocer las preocupaciones que nos comunican nuestros hijos es cuando les prestamos una escucha atenta. Los jóvenes no cuentan aún con todas las herramientas para manejar ciertas situaciones, por tanto esas herramientas son proporcionadas por los padres, y lo notamos cuando prestamos atención.
¿Cómo puedo ayudarte? Tenemos a nuestro alcance la clave para, con el ejemplo, conseguir que ellos también presten atención al momento de comunicación. Necesitan desembocar sus dudas en alguien de confianza y ciertamente somos los padres.
Proceso de valoración.
Para obtener resultados en la educación de los jóvenes necesitamos someter las situaciones que nos plantean a un proceso de valoración. Mediante las preguntas adecuadas empoderamos a nuestros hijos para que estos se autoevalúen sobre qué es lo correcto y que no.
De esta forma les hacemos responsables de los criterios y decisiones que contribuirán a formar su propia percepción del mundo. Algunos padres suelen elegir un sermón o regaño, método que ofrece pocos y desfavorables resultados cuando buscamos estimular la racionalidad en el pensamiento.
Las preguntas.
Las mayores problemáticas de los jóvenes tienen lugar durante la integración y socialización con los de su edad. Las discrepancias entre ellos como resultado del juego les impulsan a tomar actitudes y posturas defensivas que influyen en su carácter.
Las mejores preguntas con las que podemos acercarnos a sus inquietudes pueden ser ¿Cómo te sientes en relación al asunto? ¿De qué manera podemos solucionarlo? Otra pregunta con la que les ayudamos a definir soluciones posibles es: ¿Cómo crees que serían mejo
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