Generar una relación de confianza
La confianza es un tema de vital importancia para la formación de los jóvenes que están en constante descubrimiento del mundo.
La relación entre padres e hijos se argumenta por un lazo sanguíneo y un lazo emocional, este resulta ser el factor de mayor influencia en la confianza que construimos con ellos.
Sabemos que sus vidas están en el despertar pleno, si no queremos perdernos los momentos importantes para ellos y deseamos ser incluidos debemos cuidar nuestro vínculo. La personalidad de un joven siempre se somete a cambios proporcionados por la efusividad de un contexto que en cierto grado desconocemos, su escuela o sus relaciones amistosas.
De seguro no queremos ser padres controladores, pues es un efecto desfavorable para la autoestima y el sentido de libertad que en la juventud se experimenta. Una comunicación constante donde logremos captar su atención puede ayudarnos a alimentar un proceso de preguntas y respuestas interminable.
El primer ejemplo.
Como sabemos los adultos somos la principal referencia con la que cuentan los jóvenes, por tanto, cuando enseñamos y exigimos disciplina necesitamos ser el primer ejemplo para ellos. Nos planteamos sostener una relación de confianza con nuestros hijos pero aún no hemos demostrado que confiamos en ellos, ¿cómo podemos ser ejemplares?
Durante todo el proceso de formación, nuestros niños deben conocer que existen límites y les enseñamos a vivir de acuerdo a un horario y la previa planificación de las tareas. Damos el ejemplo cuando demostramos ser capaces de cumplir nuestras exigencias propias para mantener el orden.
Cultivar la empatía.
Cuando educamos a adolescentes es muy sencillo enojarse por su sentido de rebeldia ante las responsabilidades, pueden ser situaciones en la escuela o en el hogar y ponemos por error ciegamente la razón de la adultez por encima de sus intereses. Pero ¿de qué forma desarrollamos empatía? Los jóvenes evitan compartir sus experiencias de vida con las personas que no se comportan de manera empática, si como padres nos enojamos constantemente o imponemos castigos podemos ser percibidos como agentes represores.
Desarrollamos la empatía cuando mostramos interés por las inquietudes y preocupaciones de otras personas, de manera que se completa un círculo de reciprocidad mutua si también lo hacen hacia nosotros.
Juzgar a nuestros hijos.
Cada persona es un mundo y de acuerdo a las circunstancias no es favorable ser juzgados por otros. Nuestros hijos tienen las más grandes dudas sobre muchos temas y somos nosotros esa primera opción donde aclararlas.
Cometer errores es normal a tempranas edades, por tanto si juzgamos a nuestros hijos les alejamos la posibilidad de confianza familiar. Es importante hacerles saber que sus actos son la manera de descubrir el buen camino de la razón, sin importar los errores que puedan cometer durante el proceso de aprendizaje.
Tiempo en familia.
Dedicar tiempo a generar valor familiar es siempre una buena forma de estimular la confianza para padres e hijos. Resulta beneficioso para los hijos incluirles en los planes familiares y tener en cuenta su criterio para tomar ciertas decisiones como viajes de vacaciones o actividades de recreo.
Estimulamos el sentido de buen apr
relacion confianza