Transcripción Anotaciones finales
Al llegar al final del tema titulado: «La Conducta de los hijos», podemos reflexionar sobre lo aprendido y cómo aplicarlo en la vida diaria.
Crear un plan o guía puede ser una herramienta valiosa para consolidar las técnicas previas y mejorar nuestro enfoque en la crianza efectiva.
Esto nos permite tener una mayor confianza en nuestras acciones y brindar un ambiente más estable para el desarrollo de nuestros hijos.
En este punto hablaremos sobre las recompensas: cuándo utilizarlas y cuándo no. También discutiremos los diferentes niveles de ayuda para encauzar nuestra planificación.
Saber recompensar.
Sabemos que las recompensas se pueden emplear cuando se presenta una conducta positiva. Déjenme detallar algo:
- Tu hijo tiene responsabilidades que debe cumplir, como hacer sus deberes.
- Si lo recompensas por cumplir con estas responsabilidades, puede percibirlo como una elección en lugar de una obligación.
- No debes reiterarte en elogiar la misma acción.
- Es importante el valor del sacrificio. Cada vez le resultará más complicado obtener un reconocimiento.
- Al recompensar a alguien, es importante reconocer los valores intangibles que esa persona demuestra. Por ejemplo: «Me gustó el esfuerzo que hiciste al terminar todos los deberes hoy» o «Qué lindo el gesto de ayudar desinteresadamente a un anciano al cruzar la calle».
- En lugar de centrarte en características individuales, es importante destacar el poder de los valores constantes. Reconocer los valores puede generar un sentimiento de satisfacción y ayudarte a mantenerlos presentes en tu vida.
Niveles de ayuda.
¿Cómo podemos reforzar acciones positivas que no ocurren con frecuencia? Por ejemplo, un niño menor de tres años aún no sabe comer solo.
En este caso, nuestro objetivo será fortalecer y guiar cada uno de los pasos que conforman la conducta final. Podemos proporcionar un croquis detallado con imágenes que muestre paso a paso cómo usar la cuchara para tomar el alimento y evitar ensuciarse.
Para ayudar a un niño a desarrollar nuevas habilidades, recurrimos a diferentes niveles de ayuda, como sugiere el reconocido psicólogo social Vygotsky. Según él, todas las personas tenemos una zona de desarrollo actual, que es donde nos encontramos cómodos, y una zona de desarrollo próximo, a la que aspiramos llegar.
Para enseñar a un niño a comer solo, debemos guiarlo gradualmente hacia esa habilidad, proporcionándole diferentes niveles de ayuda. Los niveles de ayuda incluyen los siguientes pasos:
- Primero: el niño observa cómo se realiza la acción.
anotaciones finales